Hay cosas que no entiendo y, sin embargo, entrañan belleza
En una época en la que, al parecer, ya nadie dispone de tiempo para recrearse en los pequeños descubrimientos, nace esta exposición en la que Matilde Obradors, se recrea en la carga emotiva y visual de dos enclaves en el tiempo y en el mundo.
Con la intención de atraer la mirada hacia las incongruencias del ser humano, la artista crea estas dos obras y las relaciona por proximidad y parecido: la danza de las lonas en las plataneras abandonadas y la de las telas que cubren a las mujeres marroquíes.
Las plataneras abandonadas, evocan un espacio vivo, del que sólo quedan el esqueleto y los despojos mecidos por el viento. Sobrecoge el hecho de imaginar el esplendor de las plantaciones en sus momentos álgidos; pero la belleza que el juego de lonas, plantas y hierros entraña, es de una pureza asombrosa que se ve claramente reflejada en las fotos que expone.
Igual que las plataneras, los vestidos de las mujeres árabes consiguen hipnotizar a quién se pierde en ellos. Las dos mujeres, acaban siendo el mero accidente del momento y su paseo casi irrelevante; los sinuosos movimientos de sus ropajes les roban el protagonismo, entablando una especie de conversación entre ellos.
Dos instalaciones bañadas de la sensualidad de la danza del viento, del asombro que produce la incomprensión y de la búsqueda de una belleza ideal más allá de los significados.
En la exposición, Matilde Obradors, combina la inocencia incorruptible de un niño con la disección y análisis de ella misma como objeto de su arte; creadora y receptora del mismo.
En su trayectoria de video -desde los primeros proyectos de aproximación al medio y a su propio arte, hasta los más recientes-, se hace patente la intención de auto comprenderse y comprender el mundo que la rodea, para encontrar las respuestas a sus propias preguntas. Y se adivina en ella un ánimo artístico sanador, tanto con su propia alma como con el alma colectiva de un mundo tremendamente enfermo.
No hay en ella la terrible soberbia del artista como extremo conocedor y creador del mundo, hay un juego inocente entre la artista y la vida; una retroalimentación, una cooperación a nivel espiritual.
Así es como en un mundo academizado, burócrata y tremendamente crítico, Matilde Obradors se despoja de las convencionalidades, de los tabús y de los “parámetros artísticos” y con elevadísimas dosis de honestidad y sinceridad presenta la exposición: “Hay cosas que no entiendo y, sin embargo… entrañan belleza”.
(Para recreación del alma y de la vista).
Candela Antón Obradors
Título: Hay cosas que no entiendo y, sin embargo, entrañan belleza.
Galeria Patrick Domken. Cadaqués. Del 7 de setiembre al 2 de octubre. 2013. Flyer
Presentamos hoy a una artista de nombre Matilde Obradors cuyo trabajo se centra esta vez en una reflexión sobre la decadencia; la que corresponde al abandono de una producción que se realizaba en el interior del espacio de un invernadero.
Ella que por su apellido representa la esencia latina de “un operator”, nos propone que encontremos hoy la belleza en todo lo contrario, en los jirones de plástico de estas instalaciones abandonadas.
Como “Obradors” hay cosas que no comprende, aunque como “Matilde” esté siempre dispuesta a apreciar la belleza que fluye, incluso, en los jirones de esta especie de esculturas cinéticas que dócilmente siguen los movimiento del viento o en la aparente contradicción entre la libertad con la que se mueven las telas de los burkas y el reducido margen de maniobra de la mujer árabe que habita en su interior.
Estamos viviendo tiempos de agotamiento, de cansancio del sistema, y a nivel planetario, durante el último solsticio de invierno, hemos pasado de la Era de Piscis a la Era de Acuario. Ahora son tiempos más resolutivos y evolucionamos hacia un sistema de relaciones más intuitivo y en el que en definitiva, “Ens menjarem menys el tarro“.
Tal vez por eso, la artista propone una mirada inocente sobre el desastre, sobre lo que no comprendemos; tal vez por eso, propone un diálogo más basado en lo constructivo que en la negatividad a la que nos arrastra el quejido de lo cotidiano; tal vez por eso, propone que observemos la belleza en los movimientos de los plásticos, no como símbolo de los restos de la productividad de la Antigua Era, sino simplemente como algo de belleza insólita e intrínseca; y en segundo ejemplo, nos muestra lo mismo con respecto al movimiento de las telas del burka alrededor de lo que para nuestra latitud sería una mujer africana sometida.
Esta llamada a la ingenuidad representa un toque de atención para cambiar de tercio. Tal vez con ello, Matilde nos esté insinuando el camino en el que hemos de posar el primer pie para entrar en Acuario y en su nuevo sistema de relaciones que nos alivie de las tensiones acumuladas en Piscis.
Pedro Domínguez Anadon, Arquitecto
Desde las rocas del Llané Petit, 16 de agosto de 2013




Invernaderos de plataneras abandonadas
Fotografías en color/metacrilato. 45 x 80 cm cada una.
Fotos exposición:
Doble mostra de Domken a Cadaqués. Diari de Girona, 15 de setembre de 2013
Poètica de l´hivernacle. Diari de Girona, 27 de setembre de 2013
Link Cork University:
Dislocations. The Catalan Body in the Contemporary Global Imaginary